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QUIEN OLVIDA SU PASADO CORRE EL RIESGO DE REPETIR SUS ERRORES

28.7.23

Pildain y Urizarbarrena, cochecitos para bebés

En los años cincuenta marcas internacionales como Pedigree anunciaban a bombo y platillo sus cochecitos de bebé, pero en España también teníamos las nuestras propias. Un de ellas era la vasca de Pildain y Urizarbarrena, que no solamente fabricaban cochecitos para chiquillos (y chiquillas, claro), como este modelo Mónaco, sino también versiones para muñecas, e incluso llegaron a fabricar carros (muy populares para llevar a la venta pan, leche, y un sinfin de productos en unos años donde muy pocos tenían vehículos a motor).
No quedan muchos vestigios de ellos, y aunque aún sigue registrada una sociedad anónima con ese nombre, parece estar sin ninguna actividad. 
Los he encontrado como Pildain Hnos. inicialmente, para a finales de los cincuenta denominarse Pildain y Urizarbarrena. Por desgracia, poco más se sabe sobre la evolución de esta compañía, que en los años sesenta pasaría a especializarse en cochecitos y sillitas bajo la firma específica Dari.


19.7.23

Belfo, la motocicleta adelantada a su tiempo

Los mecánicos Belart y Fibla decidieron lanzarse al mundo de la fabricación de motocicletas y en 1955 idearon un modelo que no tendrían parangón en el mercado, y cuyo concepto copiarían luego marcas como BMW o, actualmente, las motocicletas eléctricas. Se trataba de acoplar el motor de combustión directamente al buje de la rueda trasera, prescindiendo de los débiles y caducos elementos de transmisión que requerían cuidados (engrase y ajuste) constante, como era la cadena. Además, el chasis de su motocicleta era monocasco, algo también poco habitual.
Tras cinco años en el mercado su aventura se terminaría en 1960, dejando para la posteridad una motocicleta de 50 cc adelantada a su época.


14.7.23

Telegrafía diplex

Seguramente a muchos os sonará el término de dúplex en telecomunicaciones, es decir, un sistema capaz de realizar comunicaciones bidireccionales (en las dos direcciones, de ida y de llegada, por decirlo en lenguaje coloquial) a la vez. El sistema diplex era parecido, aunque solamente abordaba el envío. Os lo explicaremos a continuación.
Ya en 1890 se empezaron a introducir en España lo que en aquellos tiempos se denominaba "telegrafía diplex", por el Cuerpo de Telégrafos. A diferencia del duplex tal como se le conoce hoy, el diplex telegráfico consistía en la transmisión simultánea de dos telegramas por un mismo hilo y en el mismo sentido, es decir: el envío de dos telegramas a la vez.
Esta innovación ofrecía para España una gran ventaja, ya que podría duplicar la capacidad de la escasa red telegráfica existente. Las líneas andaluzas de telegrafía fueron las primeras en disponer de este sistema funcional, que requería de dos receptores capaces de interpretar uno de ellos una señal y, el otro, la otra, obteniendo así dos telegramas diferentes a la vez con el mismo conductor.



7.7.23

La mayor industria de la sociedad de hoy es el mayor vicio

Estacion Telegrafica


La pornografía es la industria de mayor crecimiento en el planeta tierra en la actualidad, aunque hasta hace apenas tres o cuatro décadas era clandestina en Occidente. Los consumidores se cuentan por decenas de millones, y sus oficiantes conforman un sistema de "estrellato" propio. En otras partes del mundo, la cárcel, y ocasionalmente la muerte, es el destino de quienes se interesan por ella.

Este es, además, uno de los principales productos de exportación de los Estados Unidos. El placer, la soledad y el abuso son algunos de sus motivadores. Lo que era tabú es ahora "a la vista de todos".

Paradoja: en la época del feminismo y de la emancipación de las mujeres emerge un género que prospera a partir de la explotación del cuerpo femenino. Hay pornografía filmada por mujeres, incluso por feministas.

Jabón en polvo Elba, antes del detergente

Pues así es, antes de que en España tuviésemos acceso a los detergentes, a las amas de casa de entonces sólo les quedaba la posibilidad de lavar con gruesas y voluminosas pastillas de jabón. Las más famosas eran las de Lagarto o Chimbo. Sin embargo también existía la posibilidad de recurrir al jabón en polvo, que sería el antecesor del detergente en polvo. Elba y Achuri eran dos de las marcas que comercializaban ese tipo de productos en los años 50, dos enseñas de las que apenas nos quedan ya referencias.
Elva era una marca francesa de ruedas libres para bicicleta, que comercializaba sus productos en la década de los 40. Pero no tiene ninguna relación con esta Elba que os mostramos aquí, ni con la actual Acqua Dell'Elba, que no tienen nada que ver.
Pero si de Elba sabemos poco, de Achuri mucho menos, de su existencia poca cosa nos queda, aparte de este anuncio publicitario que, por fortuna, hemos podido recuperar.



5.7.23

Velomotores Rex y Lanch

Cuando en los años cincuenta uno no podía permitirse no solo un coche -que era lo más habitual-, sino ni tan siquiera uno de aquellos asequibles scooters, siempre le quedaba la opción de adquirir un motor en forma de kit y acoplárselo a su bicicleta. En ocasiones, eran los propios fabricantes quienes lo hacían, caso de Rex. Detrás de esta marca se encuentra toda una eminencia en la historia automovilística española, por mucho que pueda sorprender: ni más ni menos que Wilfredo Ricard, el diseñador de los deportivos de Pegaso tan exclusivos hoy. En 1953 este ingeniero procedente de la Alfa Romeo diseña un motor para bicicletas. Se podía colocar más o menos fácilmente sobre la rueda trasera y movía ésta simplemente mediante un rodillo directo al neumático. Más tarde le colocaría un invento similar a un chasis lanzando el velomotor Rex, cuya fuerza del motor se transmitía por correa al eje trasero. Esta firma desapareció en 1960.
Velomotores Lanch, por su parte, estaba afincada en Tolosa (Guipúzcoa), y también estuvo muy activa durante la década más productiva y rica de este tipo de velomotores, los años cincuenta. Con diseños de Jaime Ocariz, podían permitirse ofrecer modelos como la Ziraco de 75 cc., y hasta un modelo de 100 cc.
Todos estos velomotores irían desapareciendo del mercado durante los años 60, con la llegada de los microcoches y el abaratamiento de los automóviles. Sin olvidar los impedimentos legales, que comenzaban a penalizar a cada vez más números de cilindradas y a exigir poseer licencias de conducción cada vez más absurdas con la intención de exprimirle más el dinero a la gente, llegando al culmen en la actualidad, donde conviven un sinfín de carnets de moto, cuando antaño todos esos carnets te los llevabas a la vez solo sacando el de coche.