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QUIEN OLVIDA SU PASADO CORRE EL RIESGO DE REPETIR SUS ERRORES

23.5.23

Las populares grapadoras de El Casco

Si solías viajar en tren hace cincuenta años o más, seguramente te resultarán familiares aquellas grapadoras en las que el taquillero solía agrupar los billetes en un golpe seco y firme de la base de su mano sobre el pomo metálico con sistema de muelle de la grapadora. Eran grapadoras duras, robustas, realizadas en duradero metal y que servían fielmente durante toda la jornada sin reclamar más que alguna gota de aceite de vez en cuando, sin quejarse, durante muchos años.
Su fabricante era Manufacturas El Casco, y por eso precisamente a esas grapadoras se las llamaba "El Casco". Afincada en Eibar (Guipuzcoa), esta firma aún existe hoy como "El Casco 1920", haciendo referencia precisamente a su fundación, en 1920. Ahora sus grapadoras son elitistas y se venden más como producto de adorno para escritorio y para coleccionistas, llegando a superar los 300 €. Además, se han especializado en productos de lujo, con acabados en oro, fabricando también afilalápices, perforadoras de papel, portacelos, grapadoras de tenaza y abrecartas.
Pero sin duda lo que dio fama a la compañía fueron sus grapadoras, conocidas coloquialmente como "la seta" por la forma de su pulsador superior. Inicialmente Olave, Solozabal y Cª (la firma matriz) fabricaba revólveres oscilantes, pero la crisis armera hizo que en los años 20 decidieran especializarse en algo más civilizado. Olave y Solazabal eran empleados de la firma Orbea (que en aquel entonces todavía no fabricaba bicicletas, sino armas, bajo la denominación de Orbea S.R.C.), quienes con sus conocimientos decidieron crear una empresa, la Olave, Solozaval SRC., dedicada a revólveres en donde sobre todo tendría importancia la calidad. Así fue cómo D. Juan Solozabal Mendive y D. Juan Olave Bilbao dieron pie a su andadura el 7 de septiembre de 1920.
Sus tres primeros modelos de armas fueron El Casco, Duque y Tejón, pero aún no había acabado esa década cuando la compañía dio un rumbo para ofrecer objetos de escritorio de metal, siendo su primera grapadora el característico modelo M-15, que aún sigue en producción.
Tras el parón de la Guerra Civil la firma se traslada a un nuevo edificio (debido a que el bombardeo de la Legión Cóndor había destruido por completo su anterior fábrica), diseñado por el arquitecto Raimundo Alberdi en 1938, el cual con sucesivas ampliaciones llegó a contar con nada menos que 10.000 metros cuadrados, y ofrecía además alojamiento para las familias de los empleados. Este edificio se inauguró en 1940, y en él se fabricarían los objetos de escritorio que harían líderes a esta firma.
Sin embargo, como por desgracia sucedió con muchas otras firmas, a finales de los 70 la llegada de competencia asiática con productos que eran más bien baratijas, obligó a que en Manufacturas El Casco se decidieran a la introducción del moldeo por plástico, con el fin de abaratar los costes y poder competir con los mercados expansionistas de la época. Acertadamente también se optó por elevar un escalón otras líneas de productos, llegando a ofrecer acabados similares a los que encontramos en el segmento de la joyería, con útiles elitistas y de una calidad insuperable. Desapareció entonces, por tanto, la gama media o "prime".
En 2010 se abre la nueva fábrica en Elgeta (la antigua es hoy patrimonio industrial), en la cual bajo los más altos estándares se siguen fabricando sus diferentes útiles de escritorio de reconocido prestigio, íntegramente hechos en España, y exportándose a más de cuarenta países.

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