Hace un año por estas fechas, un conocido que cuida ancianos se fue de vacaciones. Dejó a uno de sus amigos en la tarea que desempeñaba, que era la de atender a un señor mayor. Se fue de vacaciones a ver a su familia y, cuando regresó, su empleador dijo que ya no le necesitaba, que la persona que había dejado "temporalmente" se quedaría definitivamente con su puesto. El trabajo por aquí está tan mal que hasta se traicionan amistades y se roban el trabajo unos a otros.
Con poco más de cincuenta años, este señor sigue a día de hoy buscando un empleo.
El trabajo para el cuidado de ancianos, llevado por auxiliares de enfermería, geriatría y similares, está en su mejor momento. No hay más que consultar las ofertas de empleo de nuestra región para darse cuenta de la cantidad de personas que demandan gente para ese puesto. Pero, como ocurre con la limpieza, es un mercado copado casi en su totalidad por personal femenino.
Conozco muy de cerca el caso de una agencia de atención a mayores, a la cual acudió un chico recién titulado en enfermería y lo rechazaron, eligiendo en su lugar a una chica sin ninguna formación, solo por ser mujer. La mayoría de empleadores también quieren mujeres. Si es una anciana a la que hay que cuidar, sus hijos - casi en todos los casos - prefieren a una mujer que la atienda, y no quieren que las manos de un hombre toquen a su madre, aunque ese hombre tenga más experiencia, conocimientos y titulación.
Si al que hay que atender es a un señor anciano, tanto él como sus familiares prefieren que sea una mujer la que se haga cargo de esa tarea. "Ya que es anciano y sufre tanto, por lo menos que disfrute con una chica", de esto podría hablar mucho, porque ya digo que conozco a mucha gente que cuida ancianos. Hace unos meses una chica acabó un curso de cuidados geriátricos y no da a basto del trabajo que tiene. Con sus veinte y pocos años la empresa en donde está colocada la aprovecha y exprime cuanto puede. Ella me cuenta su experiencia cuidando a los ancianos y ancianas, algunas totalmente espeluznantes. Que los ancianos "se corran" encima de ella mientras los baña está a la orden del día, sin olvidar las obscenidades y "tocamientos" de los señores "pasados de rosca" que atiende.
Cuando me lo cuenta, yo no puedo evitar pensar en mi conocido y en su falta de trabajo. Un señor eficiente y con mucha experiencia, y me pregunto: "¿no sería mejor para ese tipo de clientes, que los atendieran hombres como ese, y no chavalitas que acaban destrozadas y traumatizadas?". Mi amiga me confesaba que la primera semana atendiendo a estos señores fue una pesadilla, apenas comió y vomitaba sin parar. Ahora se ha acostumbrado y lo ve como un gaje del oficio, pero aún así cuando le toca acudir a la casa de determinados señores, sufre.
Entiendo que cuando llegamos a cierta edad y perdemos nuestros cabales, a veces - sobre todo los hombres - seamos grotescos y, en algunos casos, auténticos machistas. Pero no entiendo que los familiares de esos señores les busquen para su entretenimiento "jovenzuelas" como si en lugar de un servicio de cuidados personales fuera la atención a mayores un servicio de citas. También, claro, las empresas tienen mucha parte de culpa, prefiriendo las mujeres porque pueden utilizarlas "de comodin", hoy enviándolas a cuidar señoras, mañana señores, indistintamente, cosa que con los hombres no pueden hacer, porque saben que muchos familiares rechazan al personal masculino.
Mientras la mujer actual defiende poder ocupar puestos tradicionalmente de hombres, con los mismos derechos y privilegios (algo totalmente lógico y legítimo), en otros puestos siguen siendo ellas dominadoras absolutas - a su pesar, quizá -, teniendo una gran presencia muy superior a los varones. Por desgracia esta tendencia no parece que vaya a cambiar a corto y medio plazo, y las agencias de atención a mayores y servicios como residencias geriátricas y similares, seguirán demandando en un alto porcentaje a personal femenino. Irónicamente, es un sector - como la hostelería, por cierto - con grandísimas carencias de personal, que siempre padece una falta crónica de recursos humanos. Algo que tiene su lógica, porque en ambos sectores se da trabajo a mujeres, y cuanto más jovencitas y guapas mejor. Y en ese perfil ellas tienen mucho donde elegir, sin ir más lejos pueden ocupar un puesto de cajera en un supermercado, mucho menos denigrante y agotador que estar de camareras aguantando insinuaciones de todo tipo, o cuidando ancianos y soportando indecencias y tocamientos.
| Redacción: Estación Telegráfica / EstacionTelegrafica.cc / EstacionTelegrafica.blogspot.com
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