Esta fotografía está tomada en la Plaza du Vert-Galant, París, en el año 1946. Con vistas al río Senna y al museo del Louvre, es una de las plazas más importantes de la capital francesa. Su nombre, "Vert-Galant" ("verde galante") se debe al rey Enrique IV, que era conocido por su galanteo y su afición a las mujeres, tanto que la plaza está dedicada a esas anónimas acompañantes de alcoba, precisamente.
En la imagen una chica escribe con una máquina portátil, lo más cercano que sería en estos tiempos a hacerlo con un ordenador o un netbook. Los tiempos han cambiado, pero las costumbres siguen siendo las mismas. Quizá escribir con este tipo de máquinas fuese más aparatoso (y en ciertos aspectos, pesado, aunque ya existían máquinas compactas muy ligeras para ser transportadas), pero sus ventajas también son innegables: no había miedo de quedarse sin batería -aunque tal vez sí lo hubiera de quedarse sin papel o sin tinta-, y no se necesitaba ningún enchufe para recargarla.
Sea como fuera, lo que es indudable es que esa máquina con unas pocas reparaciones podría estar cumpliendo fielmente su papel durante toda la vida de su propietaria, algo que por desgracia no podemos decir lo mismo de los dispositivos de hoy.
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