La llegada de la tecnología ha traído consigo profundas brechas en el mercado laboral pero, además, también a nivel formativo y educativo. Mientras que hace algunas pocas décadas uno podía labrarse un futuro más o menos digno con ciertas profesiones, aprendiendo un oficio en el lugar de trabajo o estudiándolo, la oferta formativa de ahora, a pesar de ser abundantísima, ofrece pocas salidas laborales inmediatas, y mucho menos aún con los que tienen poca formación.
Estas son solo una pequeña muestra de algunas de las profesiones desaparecidas con la llegada del mundo tecnológico.
- Mecanógrafa
La mecanografía era casi patrimonio de la mujer, y era una profesión muy demandada y muy bien valorada. Hubo una época en la que ser mecanógrafa era tan apreciado como ser secretaria de dirección, azafata o modelo. Había centros de enseñanza dedicados a formar en mecanografía, y tener un buen plantel de chicas rápidas con las máquinas de escribir era esencial para la buena marcha de empresas, oficinas, y un largo etcétera.
La mecanografía supuso también una puerta de acceso al mundo laboral para muchas mujeres, y una oportunidad de independencia.
- Telégrafa
La telegrafía con o sin hilos era otra importantísima profesión, hasta tal punto era importante que hasta fechas muy recientes Correos en España se denominaba Correos y Telégrafos (hoy ya no, y oficialmente es sólo "Correos"). Los telegramas, comunicaciones a larga distancia y todo tipo de transmisión sin hilos se realizaba mediante morse, convirtiendo durante décadas a los buenos telegrafistas en unas personas que podían llegar a la fama por su enorme valía. En la profesión existían tanto hombres como mujeres, por lo que era una de las pocas en las que no solía haber discriminación de género.
- Telefonista
Otra profesión típica de mujeres. Hasta la llegada de las centralitas digitales y automáticas, ellas eran las que, durante horas y en enormes salas de las compañías telefónicas, se encargaban de realizar conferencias y de atender las demandas de los abonados más exigentes.
- Relojero
Esta antigua profesión es una de las que más ha perdurado en el tiempo, casi hasta nuestros días en los cuales presenciamos cómo lo últimos relojeros están desapareciendo. Solo quedan en pie aquellos especialistas dedicados a la alta relojería, mientras que los relojeros de barrio se jubilan y sus negocios, tan apreciados antaño, se clausuran. Hasta hace pocas fechas la relojería tenía hasta su propia titulación oficial dentro de la normativa de la Formación Profesional. Hoy tan sólo una escuela catalana languidece como última reminiscencia de unos aparatos que, lo mismo que las máquinas de escribir, antaño eran imprescindibles.
- Fotógrafo
¿Quién no ha conocido a alguien que se dedicó a estudiar fotografía, y ha tenido que reciclarse y cambiar de profesión porque su pasión por la fotografía no tenía ninguna salida? Yo mismo conozco algún que otro caso. Cuando la fotografía se realizaba de manera analógica, y era tratada y materializada en los llamados "cuartos oscuros", los comercios para proveer de materiales a los fotógrafos abundaban. Eran importantísimos en todo tipo de eventos, y personajes principales en medios de comunicación. Aunque no se ha extinguido la profesión, con las nuevas tecnologías son cada vez menos los que pueden vivir de la fotografía.
También se podrían enumerar un sin fin de profesiones, muchas de ellas bastante artesanales, hoy extintas o prácticamente desaparecidas: herreros, madreñeros, alpargateros, cesteros, paragueros, alfareros, vidrieros...
Por otra parte, algunas profesiones que sí que resisten el embite y empuje de la sociedad consumisma e hipertecnificada de hoy, están cada vez más arrinconadas. Entre ellas podemos mencionar a los zapateros, dado que cada vez son menos los que reparan calzado (y, a la par, es menos reparable el calzado de hoy), y también a los carpinteros, puesto que el PVC, el aluminio y materiales sintéticos diversos ha hecho que el carpintero clásico haya tenido que reinventarse en una serie de "pseudo-oficios" en los cuales la identidad de carpintero se ha diludio bastante.
Se dice habitualmente que, si bien es cierto que la desaparición de este tipo de profesiones ha venido acompañada de otras nuevas, la realidad es bien distinta puesto que las nuevas profesiones tecnológicas no solamente exigen personal más cualificado (ya no todo el mundo puede acceder a ellas) sino que, por si fuera poco, en gran medida se pueden cubrir desde el extranjero con personal ubicado en otros países.
Por otro lado, aunque las máquinas de hoy sigan teniendo necesidad de mantenimiento y reparación, hoy un ingeniero puede programar mil aparatos, y una persona mantener con apoyo de herramientas digitales esos mil aparatos. Pero esos mil aparatos no han creado mil puestos de trabajo, sino todo lo contrario: han sustituido a mil puestos de operario. Quizá, pues, si hoy las máquinas trabajan por nosotros, sería bueno pensar que también les hagamos pagarnos un sueldo por el trabajo que nos han quitado. Eso sería lo justo.
| Redacción: Estación Telegráfica / EstacionTelegrafica.blogspot.com / EstacionTelegrafica.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario