Una dirección telegráfica era el nombre corto que hacía referencia a la dirección de una compañía, con el fin de ahorrar los costes de envío y transmisión de información en el telegrama. La dirección telegráfica era similar en telegrafía a lo que hoy podría ser un nombre de dominio, o un nombre de usuario de una dirección de e-mail. Debía cumplir dos requisitos básicos: ser corta, y ser única. La razón de que fuese corta era obvia, ya que cuantos menos carácteres hubiera, menos se pagaba. Y debía ser única para que en la oficina destinataria no hubiera posibilidad de confusión.
Las direcciones telegráficas no podían elegirse al azar, sino que estaban reguladas por los propios operadores del servicio
Como la dirección formaba parte del mensaje, usar direcciones telegráficas mediante códigos de dirección reducía bastante los gastos. Luego, el personal de la oficina de telégrafos dirigía el mensaje a la dirección de referencia, ya que la dirección telegráfica no incluía en sí ninguna información de enrutamiento o dirección, sino que simplemente codificaba -como si fuera una clave- un nombre que luego debía de ser buscado manualmente en los registros para conocer el destinatario.
Como curiosidad, algunas firmas y marcas que hoy conocemos deben su nombre no al nombre completo de su empresa, sino a su dirección telegráfica, caso de Interflora o de la Interpol, cuyo nombre era en origen la dirección telegráfica de la Organización Internacional de Policía Criminal.
En España era muy habitual encontrar las direcciones telegráficas junto a los apartados de correos (otra información empresarial imprescindible hasta hace pocos años), el número de teléfono, o la dirección postal de la compañía. Las direcciones telegráficas eran una combinación del nombre de la compañía que, de tratarse de varias palabras, se unían partiendo trozos de cada una de dichas palabras, dando lugar a veces a claves bastante impronunciables. En nuestro caso, Estación Telegráfica en dirección de telégrafos bien podría ser "estelegra" (y esa es la razón, precisamente, de que en algunas de nuestras redes sociales se encuentre así). Llama la atención que los nombres de archivos informáticos, en sus inicios, también estaban limitados por su número de caracteres, o la Bolsa, que también trabaja con claves de acrónimos, que en el caso de bancos como Bankinter es BKT.
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