El fenómeno de la radiactividad no sólo se explotó en relojes (con radio en las manecillas) o en el agua (como Radithor o Radium, la primera estadounidense -que terminó con la muerte de uno de sus más incondicionales defensores- la otra portuguesa), sino que en España también tenía su lado más siniestro con una agua radiactiva de radio utilizada, en este caso, para teñir el cabello.
El efecto de la radiación hacía que el pelo se volviera rubio "al instante", y la publicidad de la época (alrededor de los años veinte del siglo pasado) prometía que era la más higiénica de todos los tintes. Y tanto.
Y seguro que brllabas en la oscuridad, jeje. Buen invento...
ResponderEliminarMenudo peligro tenían estas cosas, no veas...
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