Las casas comerciales más importantes poseían departamentos de mecanografía propios, salas -como ésta de una firma francesa en 1916- en donde se procedía a la redacción y respuesta del diverso correo o/y asuntos comerciales e internos de la firma. Lo que hoy haría un administrativo con un sólo ordenador (o ni siquiera eso), antiguamente lo realizaban expertas mecanógrafas a golpe de teclado. Nunca mejor dicho.
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