Contrariamente a lo que muchos piensan, la mayoría del pueblo llano no eran esclavos en la Edad Media. Con la llegada de la Revolución Industrial se intentó inculcar en la sociedad occidental la falsa creencia de que los trabajadores de las fábricas eran unos privilegiados, pero ni mucho menos. Nuestras ocho horas de trabajo al día, cada día y todos los días de la semana, nos convierten en más esclavos que aquellos labriegos medievales, los cuales es cierto que podían pasarse una jornada de sol a sol realizando labores en el campo pero, luego, podían estar tres, cuatro días o los que fueran, levantándose a las tantas, alternando en la taberna o simplemente "tirados a la bartola".
Los esclavos del trabajo, por mucho que nos pese y nos duela, y duro que sea reconocerlo, somos nosotros. Sin tiempo apenas para conciliar la vida familiar, para dormir, y no digamos para disfrutar de nuestros hobbies. A eso debemos añadir el tiempo que perdemos en desplazarnos, las horas de nuestra vida que dejamos en autobuses o en el coche, y las exigencias académicas y sociales por parecer "hombres de provecho", incluyendo los muchísimos años estudiando carreras o preparándote para estudiarlas.
Todo a cambio de un pequeño montoncito de dinero a fin de mes que tal como llega se va, porque el sistema está montado y pensado por los capitalistas ("los de arriba") para que los empleados ("los de abajo") lo mantengan ganando lo mínimo para subsistir, ahorrando con dificultad, con el fin de que no se les desmonte el asunto. ¿Has pensado qué ocurriría si todos ganasen millones? Pues que la máquina del dinero se pararía, la gente trabajaría por placer o por vocación, y no por necesidad y por obligación.
Dice algunos que ese sistema no funcionaría, porque nadie estaría obligado a nada. Claro que no les interesa mencionar que el trabajo sería más llevadero, se ejecutaría mejor, y las cosas se harían de mejor gana. El médico que opera lo hará con más interés (y no con obligación), y el arquitecto que construye hará las casas con más ilusión y eficiencia, no pensando en cuánto va a ganar por ellas si ahorra más materiales.
Todo funcionaría mejor para todos, excepto para quienes tienen el poder. Y como siempre en la historia, quien tiene el poder dicta las normas y necesita esclavos para eso: para poder seguir teniendo el poder, y personas de las que aprovecharse y a las que explotar.
| Redacción: Estación Telegráfica / EstacionTelegrafica.blogspot.com / EstacionTelegrafica.com
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